restoring our biblical and constitutional foundations

                

Cristianos sin Fronteras

 David Alan Black  

La relación entre la Iglesia y el Estado continúa siendo un sujeto de gran interés e importancia para mí. Particularmente los peligros de estatismo y su subproducto inevitable, adoración de nación. Por ejemplo, yo pienso que el flameo de la bandera Americana en nuestras iglesias es mala idea. En mi opinión, esto envía todos los mensajes incorrectos. En primer lugar, esto confunde el reino de Dios con el reino del hombre. Nos preguntamos, “¿Donde termina América y el cristianismo comienza?” Por otra cosa, el reino de Jesús no es de este mundo. Esto trasciende tribu y nacionalidad. Y es el agente primario de Dios de actividad en el mundo. A causa de esto, el estado-nación siempre procura usurpar la autoridad del reino de Cristo. La lealtad a la nación sustituye (o al menos activamente compite) con la lealtad a Cristo.

Desde luego, nosotros podríamos esperar más pronto un cambio de nuestro sistema solar para esperar que los americanos puedan quitar la bandera de sus santuarios. Nuevamente la iglesia se ha inclinado a la cultura. Parecemos pensar que América tiene una religión nacional. Esto es el mito de una nación cristiana, un mito tan habitualmente expuesto por Gregorio Boyd en su libro con el mismo título. ¿Cual es este mito? Esto es la identificación incuestionable de América con la causa de la verdad de Dios y la honradez. Esta actitud mucho tiempo ha sido un sacrílego en los Estados Unidos y es un rasgo establecido de nuestra psique nacional. ¿Pero es correcto?

Los cristianos deben prometer lealtad a un solo dios. “Usted no puede servir a dos señores,” Jesús dijo aun los americanos continúan cambiando su lealtad a la nación como el cumplimiento de funciones eclesiásticas. Afortunadamente, hay unos hoy que preguntan tales suposiciones. Ellos buscan el aprendizaje de prácticas sin frontera rechazando ser atrapados por el cristianismo cultural. Nosotros podríamos llamarlos a ellos “Cristianos sin fronteras”, usar un juego de palabras basado en los doctores de un grupo renombrados Médicos sin Fronteras. Estos seguidores de Jesús están implicados en la misión de servir por todo el mundo. En cualquier parte del mundo donde ellos van, ellos representan, no su país de procedencia, pero la nueva comunidad cristiana en la cuales paredes nacionales han sido rotas por el trabajo de Cristo. Ellos son puestos en la toma de las buenas noticias al mundo entero independiente de la identidad étnica de aquellos a quienes ellos atestiguan. Las misiones para ellos, presuponen un sentido profundo de gracia universal.

¿Ante el nacionalismo creciente en una mano y la miopía eclesiástica sobre el otro es la pregunta de muchos evangelistas americanos también de renunciar a la política y a la religión que se mezcla? Si una iglesia lo siente absolutamente imposible de quitar la bandera estadunidense de su lugar de reunión, una alternativa podría ser colocar banderas de otras naciones junto a ella, sobre todo la bandera de aquellas naciones en las cuales la congregación ha estado implicada en el servicio misionero. ¡Que testimonio seria a un mundo observando que el reino de Cristo no es grupo nacional pero una comunidad transnacional!

La historia dice de un padre que estaba impaciente para leer su periódico pero esta siendo interrumpido por su pequeño hijo. Para distraer al niño el tomo de una revista una pagina en la cual estaba un dibujo del mapa del mundo. Entonces el recorto cada país del mapamundi y dio cada pieza al niño para colocarlas y armarlas nuevamente en el mapa. Esperando que esto le tomaría el tiempo considerable, el padre se recostó en su silla. Unos momentos después, no obstante el noto que el niño había completado el proyecto. Cuando el pregunto como había armado el mapa tan rápidamente, el niño contesto, “Era simple. En el otro lado de la página estaba la imagen de un hombre. Solamente coloque junto al hombre y luego el mundo se acoplo.”

Hay una razón para pensar que si el cristiano podría mirar, no en su propio país, pero en un hombre—El Dios-Hombre—cuyo reino une personas de cada tribu, lengua, personas y naciones—no habría ninguna necesidad de exhibir el patriotismo nacional en sus iglesias. En su misma naturaleza, la iglesia es diferente de cualquier otra sociedad en la tierra. Y la cruz, no la bandera, es el punto de intersección entre la iglesia y el mundo. La cruz de Jesucristo es el secreto de estar en el mundo sin ser de el. Esto es la fuente de la libertad para nosotros de ser dado al mundo como el pan roto y el vino derramado. Esto es nuestro estandarte, nuestro emblema, nuestra bandera de lealtad. ¡Vamos a volar alto!

January 22, 2010

David Alan Black is the editor of www.daveblackonline.com.

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